domingo, 14 de octubre de 2012

Yo sanaré tu rebelión


Por Oswald Sanders

Un creyente que está fuera del alcance, fuera del ajuste con Dios, no produce el fruto del Espíritu.
Algunos de los capítulos más cortos de la Biblia son los de mayor peso, los más conocidos, los más apreciados por todos. Con la excepción de la gran parábola de Cristo en Lucas 15, Oseas 14 puede ser el capítulo que más admirablemente formula y considera el caso de uno que se ha distanciado de Dios y desea la restauración del favor de Él.

Derek Kidner tituló con acierto su exposición sobre el libro de Oseas Love to the Loveless (Amor para el que no tiene), porque este es el conmovedor tema del libro. Es demasiado fácil perder el contacto vital con Dios en el sórdido mundo al cual somos llamados a vivir y servir. La pérdida del ajuste espiritual a menudo no es planeada ni deliberada, no obstante es trágica si no se reconoce ni se enfrenta. El escritor de Hebreos tuvo tal posibilidad presente cuando escribió:

"Y el Dios de paz … os haga aptos en toda obra buena para que hagáis su voluntad" Hebreos 13.20, 21

Pluralidad y tolerancia


Por Sugel Michelén

Una de las virtudes cardinales de finales del siglo XX y comienzos del siglo XXI es la tolerancia, sobre todo en el terreno de la religión.
El hombre moderno se jacta de ser abierto, pluralista; dice aceptar el derecho que tiene cada cual de construir su propio sistema de verdad y de valores. Lo único que la sociedad parece no tolerar es la falta de tolerancia. Consecuentemente, cualquiera que defienda la existencia de una verdad absoluta se arriesga a ser considerado como un estrecho de mente y un recalcitrante.
El Diccionario de la Real Academia define “tolerancia” como “respeto o consideración hacia las opiniones de los demás, aunque sean diferentes a las nuestras”. Y ciertamente es una virtud mostrar ese rasgo de carácter. Pero ¿qué ocurre cuando una persona está obviamente equivocada? ¿Qué debe hacer un maestro en el aula cuando el niño responde que 2 más 2 son 5? ¿O qué debe hacer un médico con un paciente que insiste en seguir adelante con un tratamiento que él mismo se impuso y que puede poner en riesgo su salud o aún su vida misma? ¿Acaso no sería una muestra de amor de parte del médico mostrarle al paciente que está cometiendo un grave error?

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