Atar y desatar. Un análisis de Mateo 18:18

"De cierto os digo que todo lo que atéis en la tierra, será atado en el cielo; y todo lo que desatéis en la tierra, será desatado en el cielo." Mateo 18:18

En estos días encontré que en un libro se toma este texto para explicar el poder que encierra el "atar y desatar" cosas, proclamándolas  con nuestras palabras como cosas hechas, y todo por medio de la fe.
Básicamente enseña que uno puede "atar o desatar" a troche y moche cualquier cosa: riquezas, pobreza, demonios, o lo que a uno se le ocurra. Esto, según el autor, encierra un gran poder puesto que eso es lo que enseña Mateo 18:18 por lo que cuenta con el apoyo incondicional del cielo.

Mi pregunta es: ¿Puede utilizarse este pasaje para enseñar tal cosa? Cuando Jesús dijo estas palabras ¿fue eso lo que quiso enseñar?

Una de las reglas de la hermenéutica es que ningún texto puede significar lo que nunca significó. Es decir, no podemos darle un significado caprichoso o espiritualizarlo de tal manera que diga lo que yo creo o quiero, sino que debemos tratar de dilucidar qué es lo que el autor quiso decir, puesto que ese es el significado verdadero de dichas palabras.
¿Y cómo hacemos eso? No aislando el pasaje en cuestión sino que tomándolo en su contexto y analizándolo cuidadosamente.
Eso es lo que pretendo hacer en esta entrada con Mateo 18:18.

El contexto
Hablando de una manera general, podemos decir que Mateo 18:1-35 enseña cómo debiera ser la relación entre los discípulos. En este contexto, en el versículo 1 del capítulo 18, encontramos que los discípulos le preguntan a Jesús quién es el mayor en el reino de los cielos. A lo que Jesús responde que el más grande en el reino es aquel que se humilla como un niño (v.1-5). En el reino, la verdadera grandeza es la humildad.


"Así que, cualquiera que se humille como este niño, ése es el mayor en el reino de los cielos. Y cualquiera que reciba en mi nombre a un niño como este, a mí me recibe." Mateo 18:4, 5

Luego, desde el v.6 al 9, Jesús enseña a no ser de tropiezo a personas que son como estos niños, y el peligro que corren quienes lo hacen. Por lo que debiéramos tomar una resolución: evitar el pecado en nuestras vidas de una manera radical. 

 "Y cualquiera que haga tropezar a alguno de estos pequeños que creen en mí, mejor le fuera que se le colgase al cuello una piedra de molino de asno, y que se le hundiese en lo profundo del mar.¡Ay del mundo por los tropiezos! porque es necesario que vengan tropiezos, pero !!ay de aquel hombre por quien viene el tropiezo! 

Por tanto, si tu mano o tu pie te es ocasión de caer, córtalo y échalo de ti; mejor te es entrar en la vida cojo o manco, que teniendo dos manos o dos pies ser echado en el fuego eterno. Y si tu ojo te es ocasión de caer, sácalo y échalo de ti; mejor te es entrar con un solo ojo en la vida, que teniendo dos ojos ser echado en el infierno de fuego." Mateo 18:6-9 

En los siguientes versículos, desde el 10 al 14, enseñando a no menospreciar a "estos pequeños", Jesús cuenta la parábola de la oveja perdida. Un pastor que al tener cien ovejitas y notar que una de ellas se ha descarriado, deja en un lugar seguro a las noventa y nueve restantes y sale a buscar a la perdida. A lo que Jesús añade: "Y si acontece que la encuentra, de cierto os digo que se regocija más por aquélla, que por las noventa y nueve que no se descarriaron." (v.13)

Prestemos mucha atención al versículo siguiente:

"Así, no es la voluntad de vuestro Padre que está en los cielos, que se pierda uno de estos pequeños." v.14  

"Así", es decir, como ocurre en esta parábola, "NO es la voluntad de vuestro Padre que está en los cielos, que se pierda uno de estos pequeños."

Y como Dios NO quiere que se pierdan, castiga terriblemente a quienes les son de tropiezo, como hemos visto en los v. 6-9.

Debemos aquí recordar que todo este pasaje viene hablando de la relación entre los discípulos. No tenemos que ser de tropiezo para otros -por lo que debemos erradicar el pecado-, ni menospreciarlos porque Dios no quiere que se pierdan. 

Luego, en vista de todo esto, nos llama a tomar otra resolución: 

  "Por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele estando tú y él solos; si te oyere, has ganado a tu hermano. Mas si no te oyere, toma aún contigo a uno o dos, para que en boca de dos o tres testigos  conste toda palabra. Si no los oyere a ellos, dilo a la iglesia; y si no oyere a la iglesia, tenle por gentil y publicano." v.15-17

El "por tanto" une este pasaje a los versículos anteriores. Es como si dijera: "Dios no quiere que ninguno de ellos se pierda, entonces (por tanto) si alguien peca en contra tuya, ve y repréndele estando tu y él solos..." 

Nos invita a arreglar todo conflicto en un ambiente fraternal. 

Primero yendo a hablar con él personalmente, sin guardar rencor o difundiendo su falta con otras personas.

Notemos que es para "ganarnos al hermano", es decir, con el ánimo de solucionar el problema. 

Si esto fracasa, busca dos o tres testigos. Esto no es para acusarlo ante ellos sino para convencerlo de su pecado para reparar las cosas. Además de mostrar que lo que queremos es solucionar el conflicto mientras la otra persona hasta aquí se ha negado a hacerlo.

Si aún esto fracasa, es preciso llevarlo ante la congregación. A voz unida mostrándole su pecado, tratando de convencerlo y llevarlo al arrepentimiento.

Pero si aún esto fracasa Jesús dice: 

... y si no oyere a la iglesia, tenle por gentil y publicano.(v.17)

Es decir, no considerarlo mas como hermano. En otras palabras, cortar toda clase de compañerismo con esa persona. 

Y allí viene nuestro texto:  

" De cierto os digo que todo lo que atéis en la tierra, será atado en el cielo; y todo lo que desatéis en la tierra, será desatado en el cielo." (v.18)

El significado

Hemos considerado el contexto. Jesús habla de la disciplina que se aplica a una persona que no reconoce su falta. ¿A qué se refiere entonces este "atar y desatar"?

A la luz del contexto, lo que Jesús está enseñando es que el cielo apoya toda disciplina que la iglesia imponga a un individuo que persiste en su pecado. Si la iglesia disciplina a esta persona, es decir "la ata", el Señor respalda tal decisión. Si esa persona, al ver que ha perdido la comunión con Dios y los hermanos, se arrepiente y desea enmendar las cosas, entonces se le quita la disciplina. Es decir, "se la desata". Y el Señor respaldará tal decisión.

"Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos. Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos." (v.19, 20)

¿Ponerse de acuerdo en qué? ¡El contexto nos enseña que aquí el ponerse de acuerdo es en cuanto a qué disciplina se va a imponer al ofensor que no responde de manera positiva a la exhortación que se le ha hecho! Y el Señor promete estar presente.

¡Orar para solucionar el problema!

Esto es tan así, que la Biblia registra en los versículos siguientes la reacción que Pedro tuvo a tal enseñanza:

 "Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete?"  (v.21) 

Jesús no enseña aquí a atar o desatar riquezas, ni pobreza o cosas semejantes. Sin embargo, ¡Cuántas cosas se han dicho de este pasaje! Pero, como sabiamente alguien dijo: "Un texto fuera de contexto es un gran pretexto"

Nosotros, queridos amigos, seamos fieles a la Palabra de Dios.