Por Martyn Lloyd Jones
Aun aquellos con solamente una
vaga idea de lo que la Biblia enseña saben que la predicación es
ordenada por Dios. Pablo fue “un siervo de Dios y un apóstol de
Jesucristo” y así se sostuvo “en la esperanza de la vida eterna, la cual
Dios, que no miente, prometió desde antes del principio de los siglos, y
a su debido tiempo manifestó su palabra por medio de la predicación...”
(Tito 1:1-3). La palabra de Dios es todavía manifestada a través de la
predicación. La Predicación es una obra importante hoy como lo fue en
los días de Jesús y los apóstoles.
Algunos de los más grandes hombres
que hayan vivido fueron predicadores. Noe fue un “pregonero de
justicia” “predicador” (KJV) (2 Ped. 2:5). El autor de Eclesiastés, se
refiere así mismo como “El Predicador” (Ecl. 1:1). Pablo fue
“constituido predicador y apóstol...y maestro de los Gentiles en fe y
verdad” (1Tim. 2:7). Jesucristo, nuestro Señor fue un predicador. Él
cumplió la escritura que dice: “El Espíritu del Señor esta sobre mi, Por
cuanto me has ungido para dar buenas nuevas a los pobres; Me ha enviado
a sanar a los quebrantados de corazón; A pregonar libertad a los
cautivos, Y vista a los ciegos; A poner en libertad a los oprimidos; A
predicar el año agradable del Señor.” (Luc. 4:18-21; Compare Isa.
61:1-2).
El propósito de la predicación
El propósito de la
Predicación es doble. Primero, su propósito es salvar al perdido. Jesús
declaro que El vino “a buscar y a salvar lo que se había perdido” (Luc.
19:10). Él envió a los discípulos “a las ovejas perdidas de la casa de
Israel” (Mat. 10:5-6), exhortándoles a arrepentirse porque “El reino de
los cielos se ha acercado” (v.7). después de la resurrección, Él les
envió a predicar el Evangelio “a toda criatura” y “a todas las naciones”
(Mar. 16:15; Mat. 28:19).
Los profetas declararon que “todo aquel
que invocare el nombre de Jehová será salvo” (Joel 2:28). Pero, “ ¿Cómo,
pues, invocaran a aquel en el cual no han creído? ¿Y como creerán en
aquel de quien no han oído? ¿Y Como oirán sin haber quien les predique?" (¿Y como oirán sin un predicador?—KJV)... Así que la fe es por el oír, y
el oír por la palabra de Dios” (Rom. 10:10-17).
El evangelio de Cristo
es el poder de Dios para la Salvación (Rom. 1:16). Pablo lo declaro como
“la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación” (Ef. 1:13).
El mensaje de un Salvador crucificado y resucitado puede parecer
“locura” al mundo incrédulo, sin embargo, “agrado a Dios salvar a los
creyentes por la locura de la predicación” (1 Cor. 1:21).
El segundo
propósito de la predicación es edificar al salvo. Jesús instruyo a los
discípulos a enseñar a aquellos convertidos a guardar “todas las cosas
que os he mandado” (Mat. 28:20). Pablo había enseñado a los ancianos de Éfeso y cuando consideraba ser la ultima vez que estaría entre ellos, él
les recordó, “Y ahora hermanos, os encomiendo a Dios, y a la palabra de
su gracia, que tiene poder para sobreedificaros y daros herencia con
todos los santificados” (Hech. 20:32). La palabra de Dios es todavía
manifestada por medio de la predicación!
Los tipos de predicación necesitada
Predicación definida, sorpresiva y directa. Pablo fue enviado a los gentiles “para
que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y
de la potestad de Satanás a Dios; para que reciban, por la fe que es en
mi, perdón de pecados y herencia entre los santificados” (Hech. 26:18).
La predicación que abre los ojos iluminara a las personas—les traerá al
conocimiento de la verdad. El evangelio predicado por los apóstoles fue
“escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para
que creyendo, tengáis vida en su nombre” (Juan 20:31).
El apóstol
Pedro en el día de Pentecostés (Hechos 2) no entrego un discurso
refinado diseñado para hacer cosquillas en los oídos de las personas. Él
fue directo al punto. Él declaro: Jesús fue “un varón aprobado por
Dios” (v. 22). los Judíos se opusieron a Él, y con sus manos inicuas lo
mataron (v.23). Pero, Dios le levanto de los muertos (v. 24-31). Los
apóstoles fueron fieles testigos de Su resurrección (v.32). Ahora,
estando a la diestra de Dios, él “ha derramado esto que vosotros veis y
oís” (v. 33-35). Convencidos, ellos preguntaron “Varones hermanos, ¿qué
haremos?” (v. 37). Pedro les contesto, “Arrepentíos, y bautícese cada
uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y
recibiréis el don del Espíritu Santo” (v. 38).
No podemos esperar
convencer a los pecadores por medio de una predicación de “un trato
“cómodo” o “ligero”. Se requiere una predicación que convenza a los
hombres de sus pecados. Algunos predicadores modernos están tan
preocupados de “no dañar sus sentimientos” que dejan a los pecadores
morir e ir al infierno antes que predicarles la verdad y convencerles
del pecado.
Predicación Adaptada.
Esto es, diseñada para cumplir las
necesidades reales de los oyentes. Juan el Bautista predico exactamente
lo que Herodes necesitaba oír, y condeno su relación adultera con la
esposa de su hermano (Mat. 14:1-12). Él pudo haber evitado la muerte al
elegir no condenar sus pecados, pero entonces, el no habría sido un fiel
profeta de Dios.
El sermón de Esteban en Hechos 7 es un ejemplo de
la predicación adaptada a las necesidades de su audiencia. Él mostró que
los Judíos estaban siguiendo el mismo patrón practicado por sus padres.
Ellos siempre habían rechazado a quienes Dios había elegido. Esteban,
llego al clímax de su sermón al decir:
“!Duros de cerviz, e
incircuncisos de corazón y de oídos! Vosotros resistís siempre al
Espíritu Santo; como vuestros padres, así también vosotros. ¿A cual de
los profetas no persiguieron vuestros padres? Y mataron a los que
anunciaban de antemano la venida del Justo, de quien vosotros ahora
habéis sido entregadores y matadores; vosotros que recibisteis la ley
por disposición de ángeles, y no la guardasteis” (vv. 51-53).
Aunque
ellos le lanzaron piedras, Esteban vio “ los cielos abiertos, y al hijo
del Hombre que esta a la diestra de Dios” (v. 56). La Palabra de Dios
fue manifestada a través de la predicación de Pedro!.
El apóstol
Pablo pudo haber hablado sobre muchos temas ante Félix y Drusila, sin
embargo, él les predico “de la justicia, del dominio propio y del juicio
venidero” (Hech. 24:25)—Todo lo cual era necesario que ellos oyesen.
Muchos
predicadores hoy son “oradores que encantan” y “servidores del tiempo”.
Ellos saben que ciertos temas debieran ser dirigidos, pero rechazan
hablarlos pensando que “alguien pudiera disgustarse” pero los fieles
hombres de Dios hablaran, y al igual que Pablo renunciando “a lo oculto y
vergonzoso, no andando con astucia, ni adulterando la palabra de Dios,
sino por la demostración de la verdad recomendándonos a toda conciencia
humana delante de Dios” (2 Cor.4:2). El lenguaje de Pablo es aquí
completamente apropiado para los predicadores del Evangelio. Ellos no
deben “servir a los ojos de nadie” como hombres “encantadores” sino
“como siervos de Cristo, de corazón haciendo la voluntad de Dios;
sirviendo de buena voluntad, como al señor y no a los hombres” (Efe.
6:5-8; compare Col. 3:22-24).
Predicación distintiva
Obviamente
diferente de las doctrinas y mandamientos de los hombres. La predicación
que no es distintiva no es la predicación del evangelio. Los
predicadores que evitan la así llamada “predicación negativa” no son
fieles a su responsabilidad. La predicación distintiva requiere de ambos
la enseñanza de lo que se denomina negativo y positivo. El más grande
de todos los predicadores, nuestro Señor Jesucristo condenó algunas
prácticas y motivó otras (Mat.6:1-18). Pablo encargo a Timoteo a
predicar ambos aspectos negativos y positivos: “que prediques la
palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende [dos
negativos], exhorta [un positivo] con toda paciencia y doctrina” (2
Tim.4:2).
Nunca debiéramos intentar ser “diferentes” por el solo
motivo de serlo, o por el propósito de “hacernos una fama entre los
hombres”, Sino donde la verdad de Dios difiere de las afirmaciones de
los hombres, los fieles predicadores mostraran con paciencia y doctrina
dónde esta la diferencia (1 Tim. :11).
Predicación aplicada
No
predicación en “amplias generalidades” sino aquella que es aplicable a
los oyentes. Cuando Pablo discutió las “profanas y vanas palabrerías” (2
Tim.2:16), el no solamente identifico el asunto al cual se opuso, sino
también identifico a los predicadores que proclamaban la falsa doctrina.
Él señalo a Himeneo y Fileto como ejemplos, al decir que ellos “se han
desviado de la verdad, diciendo que la resurrección ya se efectuó, y
trastornan la fe de algunos” (vv. 17-18). Aquellos que desean dar
comezón a los oídos en lugar de agradar a Dios no buscaran aplicar su
predicación (Gál. 1:10).
Una vez un predicador dijo que él estaba
“predicando los primeros rudimentos” sobre el Institucionalismo, pero
debido a su fracaso en hacer una correcta aplicación esto resulto en un
deslizamiento a la apostasía.
El tipo correcto de predicadores que se necesita
Algunas
Iglesias no quieren oír el tipo correcto de predicación porque ellas no
eligen el tipo correcto de predicadores. Necesitamos hombres como
David, que amen la palabra de Dios y odien todo falso camino (Sal.
119:97,104).
Necesitamos predicadores que prediquen el Evangelio
Completo
Hombres que no guarden nada que fuese útil y anuncien “todo el
consejo de Dios” (Hech. 20:20-27). Necesitamos predicadores que estén
interesados en las almas perdidas y prediquen toda la verdad en
cualquier parte, y aun se esfuercen por alcanzar a aquellos que nunca
han oído antes. Pablo dice que él “desde Jerusalén, y por los
alrededores hasta Lírico, todo lo he llenado del evangelio” (Rom.
15:19).
Necesitamos predicadores que respeten el silencio de las
Escrituras y no presuman respaldar o apoyar asuntos que no son
autorizados por las Escrituras. Jesús dijo que los creyentes debían
guardar “todas las cosas que os he mandado” (Mat. 28:20). Dios nos ha
dado “todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad” (2 Ped.
1:3). No debemos ir “mas allá de lo que esta escrito” (1 Cor. 4:6).
Debemos hablar “conforme a las palabras de Dios” (1 Ped. 4:11).
El
Señor prometió a los apóstoles que el Espíritu Santo les capacitaría
para recordarles todo lo que él les había enseñado (Jn.14:26). Él les
guiaría “a toda la verdad” (Jn. 16:13). El mensaje revelado fue
predicado oralmente por los apóstoles y profetas del primer siglo (1
Cor. 2:9-13), y también entregado en forma escrita (Ef. 3:3-5; Jn.
20:30-31). Este “ha sido dado una vez dada a los santos” (Judas 3).
“Las
cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios; mas las reveladas son
para nosotros y para nuestros hijos para siempre, para que cumplamos
todas las palabras de esta ley” (Deut. 29:29).
No podemos determinar
lo que agrada a Dios por medio de nuestra opinión personal, ni a través
un consorcio de nuestras opiniones. Todo lo que podemos saber sobre la
voluntad de Dios es de lo que viene de aquello que El ha revelado. Si
“guardamos todas las palabras” dichas por los apóstoles y profetas del
Nuevo Testamento, sabremos que estamos haciendo la voluntad de Dios.
Necesitamos
predicadores que prediquen con Convicción
Al igual que los Apóstoles.
Fue recientemente reportado que un predicador que estaba “probándose” en
una congregación le fue preguntado su “posición” sobre cierto asunto.
Él indico que el no predicaría el tema en la forma que ellos quisieran
que expresara su “posición”. Este predicador simplemente no tuvo
convicciones. El hombre que no tiene convicciones no es digno de “su
salario” (2 Cor. 11:8).
Pedro y Juan fueron intimidados a “no hablar
ni enseñar en el nombre de Jesús” (Hech.4:18), sin embargo, ellos
respondieron: “Juzgad si es justo delante de Dios obedecer a vosotros
antes que a Dios; porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y
oído” (Hech. 19-20). Ellos fueron hombres de convicción, y no se
comprometieron aun bajo amenazas de encarcelamiento. Ellos mas tarde
fueron puestos en la prisión publica, pero fueron libertados por el
ángel del Señor (Hech. 5:18-21). Fueron traídos ante el concilio y se
les reprendió duramente por haber ignorado sus advertencias. A lo que
los apóstoles contestaron: “Es necesario obedecer a Dios antes que a los
hombres” (Hech. 5:29).
Pablo dijo, “Antes bien renunciando a lo
oculto y vergonzoso, no andando con astucia, ni adulterando la palabra
de Dios, sino por la manifestación de la verdad recomendándonos a toda
conciencia humana delante de Dios” (2 Cor. 4:2). Jesús dijo, “la verdad
os hará libres” (Jn. 8:32). Todo lo que Pablo ofreció fue la verdad; no
hubo evasivas en su enfoque de predicar. Él fue exactamente lo que él
pareció ser. Él me recuerda del famoso dicho de Popeye: “Yo soy lo que
soy, y todo eso Yo soy!”. El servicio directo y concienzudo de Pablo
ante el Señor le trajo gran sufrimiento hacia él. El se vio envuelto
“atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no
desesperados; perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no
destruidos” (2 Cor. 4:7-9). ¿Cómo pudo el mantenerse firme en medio de
todo esta aflicción?. Él explico:
“Pero teniendo el mismo espíritu de
fe, conforme a lo que esta escrito: Creí, por lo cual hable, nosotros
también creemos, por lo cual también hablamos, sabiendo que el que
resucito al Señor Jesús, a nosotros también nos resucitara con Jesús” (2
Cor. 4:13-14).
Los resultados de la predicación del tipo correcto
Aquellos
con “honestos y buenos corazones” (Luc. 8:15) oirán y obedecerán.
Aquellos cuyos corazones no son así no escucharán. Pablo dijo, “Porque
para Dios somos grato olor de Cristo en los que se salvan, y en los que
se pierden; a estos ciertamente olor de muerte para muerte, y a aquellos
olor de vida para vida” (2 Cor. 2:14-16). El mismo predicador
entregando el mismo mensaje en el mismo tono de voz convertirá a algunos
y a otros apartará ¿Por qué? Por la actitud de los oyentes, ¡no la de él! Que Dios nos ayude a fielmente Predicar la Palabra “a tiempo y fuera
de tiempo...Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina,
sino que teniendo comezón de oír, se amontonaran maestros conforme a sus
propias concupiscencias” (2 Tim. 4:2-3).
ES UNA GRAN VERDAD AL DECIR QUE No podemos esperar convencer a los pecadores por medio de una predicación de “un trato “cómodo” o “ligero”. ESTO ME ABRIO UNA PUERTA. GRACIAS POR TODO
ResponderEliminarGracias por comentar David! Bendiciones!
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