viernes, 10 de agosto de 2012

La mejor motivación para ser excelentes

"Todo lo que hagas hablará a los demás no solo de tu persona, sino también de tus padres, de tu iglesia y aún del cristianismo." Estas palabras son algo que suelo recalcar a mi hijo de 8 años y que creo valederas para todos nosotros.
No sé si lo habrás notado, pero cuando un niño hace algo malo, lo primero que los críticos dicen es: "¿¡dónde estarán los padres de este niño malcriado!?" o "yo no se qué clase de educación le dan en la casa a este chico...".
Si tu carácter se exaspera continuamente o te caracterizas por ser un mal trabajador; Si eres conocido por ser un estudiante vago o una persona descuidada en el pago de tus deudas, lo primero que señalarán es "¿De qué le servirá ir a la iglesia evangélica?" "Si eso es ser cristiano, prefiero no serlo!..."
Admitámoslo, aunque en parte no nos gusta que así sea, los ojos del mundo entero están sobre nosotros esperando que hagamos algo mal o nos equivoquemos para señalarnos agudamente con su dedo acusador.
Como iglesia y representantes de Cristo en la tierra, debemos esforzarnos por marcar una diferencia. Por supuesto, no somos 100% perfectos sin error alguno, pero esto no es excusa para no mejorar.

La excelencia no es algo que se logra de un día para el otro sino que debe cultivarse todos los días…No se logra con solo asistir a un campamento o retiro espiritual, ni haciendo que el pastor ore por mí. Es algo que se alcanza cultivando hábitos y demanda un continuo esfuerzo de nuestra parte pero con una completa y absoluta dependencia de Dios por sobre todas las cosas.

Seguramente has encontrado en la librería suficiente material acerca de este tema, ya que muchos autores escriben acerca de cómo lograr la excelencia siguiendo un sinnúmero de indicaciones. Sin embargo, la Biblia nos presenta un principio de solo dos pasos. Los mismos los hallamos en Colosenses 3.

El primer paso es: hacer todo en nombre del Señor

"Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él." Colosenses 3:17

En otras palabras, hacer todo como representantes de Cristo. Tratar a los demás, trabajar, estudiar como representantes de Cristo ¿Cómo trataría Jesús a esa persona? ¿Cómo trabajaría Jesús en mi lugar? ¿Puedo hacer o decir esto en el nombre de Jesús? ¿Puedo esperar que su bendición repose sobre ello?

El segundo, es semejante pero a la inversa: hacer todo como para el Señor

"Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres" Colosenses 3:23

Si has leído cuidadosamente ambos pasajes te habrás dado cuenta que dicen algo muy parecido pero en sentido opuesto. Mientras el v.17 nos manda a hacer todo en nombre de Jesús, es decir como sus representantes, el v. 23 nos manda a hacer todo como si los demás fueran Jesús.
Tratar a los demás, trabajar, estudiar como si ellos fueran Cristo. ¿Cómo yo trataría a Jesús? ¿Cómo estudiaría si Jesús fuera el profesor? ¿Cómo trabajaría si Jesús fuera el jefe?
El contexto habla de esclavos que debían ver más allá de sus amos terrenales. Debían ver en ellos a Cristo. 
Tal acción no es hecha con desgano o refunfuñando entre dientes, sino que debe venir del corazón “de buena gana” (NVI) o “hacedlo de corazón” como dice la versión que estamos usando (RV60). Literalmente el texto griego dice: “desde dentro del alma”.Es decir, sin apariencias.

El capítulo 4:1 presenta el mismo principio, pero esta vez para los amos:

"Amos, haced lo que es justo y recto con vuestros siervos, sabiendo que también vosotros tenéis un Amo en los cielos."

En ambos casos, sea esclavo o amo, en todo lo que hagan deben tener en cuenta al Señor. 

Observa el mismo principio en Efesios 6:5-9: 

"Siervos, obedeced a vuestros amos terrenales con temor y temblor, con sencillez de vuestro corazón, como a Cristo no sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los hombres, sino como siervos de Cristo, de corazón haciendo la voluntad de Dios;  sirviendo de buena voluntad, como al Señor y no a los hombres sabiendo que el bien que cada uno hiciere, ése recibirá del Señor, sea siervo o sea libre.
Y vosotros, amos, haced con ellos lo mismo, dejando las amenazas, sabiendo que el Señor de ellos y vuestro está en los cielos, y que para él no hay acepción de personas."

Una buena lección para todos nosotros!
1- Hago todo como Cristo lo haría (v17)
2- Hago todo como si quien va a recibir mi acción fuera el mismo Cristo. (v.23) 

Resumiendolo todo en una simple palabra: ¡Excelencia!




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