sábado, 20 de septiembre de 2014

¿Qué clase de sal eres?

En esta ocasión les comparto un pequeño artículo que recientemente escribí para una página de devocionales dedicada a jóvenes cristianos. Es sencillísimo, y en el no profundizo demasiado. Sin embargo, espero que la enseñanza general les sea de bendición (y de reflexión!)

Lucas 14:34-35 “Buena es la sal; mas si la sal se hiciere insípida, ¿con qué se sazonará? Ni para la tierra ni para el muladar es útil; la arrojan fuera. El que tiene oídos para oír, oiga.”

Este es un texto que nos es muy familiar de las Escrituras. ¡Lo conocemos muy bien! Tanto, que muchas veces lo leemos “a la ligera” por ser así de conocido. En esta ocasión, Jesús está utilizando “la sal” como una especie de  ilustración. A lo largo de toda la Biblia la sal es usada como símbolo  en un sinnúmero de oportunidades, pero esta vez Jesús pretende enseñar una gran verdad. 
Primero te invito a que pienses en las palabras que Él está diciendo. Y quiero que te imagines oírlas por primera vez, como si fueras parte de aquel grupo de personas que están oyéndole al Maestro en el camino.
 Jesús dice: 

Una sal sin sabor NO SIRVE.

Una sal sin sabor NO ES ÚTIL ni para la tierra.

Una sal sin sabor NI SIQUIERA SIRVE PARA EL MULADAR! El muladar era un lugar, que generalmente estaba fuera de la ciudad, donde se echaban los desperdicios y además la materia fecal humana y animal. ¡Una sal sin sabor ni siquiera sirve para ese lugar! ¡Es inútil!

Si Jesús está enseñando una verdad, Él está usando palabras muy duras! Creo que después de considerar esto ya no debiéramos leer este texto “a la ligera”, sin cuidado, o de una manera casual sin dejar que nos impacte. ¿Y si lo que Jesús está enseñando tiene que ver con mi vida? ¿Qué cosa es aquella que no sirve para nada, ni siquiera para ser usada como abono para la tierra? ¿Y si lo que Jesús dice tiene que ver contigo?  ¡Wow!, ¡Sí que es importante saber cuál es la enseñanza que está dando Jesús!

jueves, 18 de septiembre de 2014

Ser y no saber nada...


Por Sugel Michelén

El poeta nicaragüense Rubén Darío, en su poema Lo Fatal, expresa la angustia existencial del hombre ante la realidad de una vida consciente que se dirige hacia un destino final inevitable e incierto:

Dichoso el árbol que es apenas sensitivo,
y más la piedra dura, porque esa ya no siente, 
pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo,
ni mayor pesadumbre que la vida consciente.
Ser y no saber nada, y ser sin rumbo cierto, 
y el temor de haber sido y un futuro terror…
y el espanto seguro de estar mañana muerto, 
y sufrir por la vida y por la sombra 
y por lo que no conocemos y apenas sospechamos,
y la carne que tienta con sus frescos racimos, 
y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos,
¡y no saber a dónde vamos 
ni de dónde venimos!

sábado, 13 de septiembre de 2014

El Libro de Job: ¿Por qué sufren los justos?


Por R. C. Sproul

En el campo de los estudios bíblicos, existen cinco libros que normalmente son incluidos bajo el título de “literatura de sabiduría” o “los libros poéticos del Antiguo Testamento”. Estos son los libros de Proverbios, Salmos, Eclesiastés, Cantares de Salomón, y Job. De estos cinco libros, hay uno que sobresale, manifestando diferencias significativas respecto a los otros cuatro. Ése es el libro de Job.
La sabiduría que se encuentra en el libro de Job no es comunicada en forma de proverbio. Más bien, el libro de Job trata las cuestiones de la sabiduría en el contexto de una narrativa que trata la profunda angustia y el dolor insoportable de Job. El escenario de esta narrativa es el tiempo de los patriarcas. Se han levantado preguntas acerca de la intención autorial de este libro, en cuanto a si estaba destinado a ser una narración histórica de un individuo real o si su estructura básica es aquella de un drama con un prólogo, incluyendo una escena de apertura en el cielo, conteniendo un discurso entre Dios y Satanás, y moviéndose de una forma gradual al epílogo, en el que son repuestas las profundas pérdidas sufridas por Job durante sus pruebas.
En cualquier caso, en el corazón del mensaje del libro de Job está la sabiduría respecto a la respuesta a la pregunta de cómo Dios está involucrado en el problema del sufrimiento humano. En cada generación protestas son levantadas diciendo que si Dios es bueno, entonces no debería haber dolor, ni sufrimiento o muerte en este mundo. Junto con estas protestas contra cosas malas que le suceden a gente buena, también han habido intentos de crear un cálculo de dolor, por el cual se asume que el umbral de sufrimiento en un individuo es directamente proporcional al grado de su culpa o del pecado que ha cometido.
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