jueves, 31 de enero de 2013

Los predicadores y la predicación

Por Martyn Lloyd Jones

Aun aquellos con solamente una vaga idea de lo que la Biblia enseña saben que la predicación es ordenada por Dios. Pablo fue “un siervo de Dios y un apóstol de Jesucristo” y así se sostuvo “en la esperanza de la vida eterna, la cual Dios, que no miente, prometió desde antes del principio de los siglos, y a su debido tiempo manifestó su palabra por medio de la predicación...” (Tito 1:1-3). La palabra de Dios es todavía manifestada a través de la predicación. La Predicación es una obra importante hoy como lo fue en los días de Jesús y los apóstoles.
Algunos de los más grandes hombres que hayan vivido fueron predicadores. Noe fue un “pregonero de justicia” “predicador” (KJV) (2 Ped. 2:5). El autor de Eclesiastés, se refiere así mismo como “El Predicador” (Ecl. 1:1). Pablo fue “constituido predicador y apóstol...y maestro de los Gentiles en fe y verdad” (1Tim. 2:7). Jesucristo, nuestro Señor fue un predicador. Él cumplió la escritura que dice: “El Espíritu del Señor esta sobre mi, Por cuanto me has ungido para dar buenas nuevas a los pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; A pregonar libertad a los cautivos, Y vista a los ciegos; A poner en libertad a los oprimidos; A predicar el año agradable del Señor.” (Luc. 4:18-21; Compare Isa. 61:1-2).

El propósito de la predicación

El propósito de la Predicación es doble. Primero, su propósito es salvar al perdido. Jesús declaro que El vino “a buscar y a salvar lo que se había perdido” (Luc. 19:10). Él envió a los discípulos “a las ovejas perdidas de la casa de Israel” (Mat. 10:5-6), exhortándoles a arrepentirse porque “El reino de los cielos se ha acercado” (v.7). después de la resurrección, Él les envió a predicar el Evangelio “a toda criatura” y “a todas las naciones” (Mar. 16:15; Mat. 28:19).
Los profetas declararon que “todo aquel que invocare el nombre de Jehová será salvo” (Joel 2:28). Pero, “ ¿Cómo, pues, invocaran a aquel en el cual no han creído? ¿Y como creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y Como oirán sin haber quien les predique?" (¿Y como oirán sin un predicador?—KJV)... Así que la fe es por el oír, y el oír por la palabra de Dios” (Rom. 10:10-17).
El evangelio de Cristo es el poder de Dios para la Salvación (Rom. 1:16). Pablo lo declaro como “la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación” (Ef. 1:13). El mensaje de un Salvador crucificado y resucitado puede parecer “locura” al mundo incrédulo, sin embargo, “agrado a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación” (1 Cor. 1:21).

El segundo propósito de la predicación es edificar al salvo. Jesús instruyo a los discípulos a enseñar a aquellos convertidos a guardar “todas las cosas que os he mandado” (Mat. 28:20). Pablo había enseñado a los ancianos de Éfeso y cuando consideraba ser la ultima vez que estaría entre ellos, él les recordó, “Y ahora hermanos, os encomiendo a Dios, y a la palabra de su gracia, que tiene poder para sobreedificaros y daros herencia con todos los santificados” (Hech. 20:32). La palabra de Dios es todavía manifestada por medio de la predicación!

sábado, 5 de enero de 2013

Cómo la enfermedad ayuda al hombre


Por J. C Ryle

Quizás encuentre sorprendente el hecho de que la enfermedad nos pueda hacer un bien. Muchas personas nunca consideran esto. Ellos ven solo el sufrimiento y el dolor y no ven el bien en ningún sentido. Ahora, estoy de acuerdo que si no existiera el pecado en el mundo, sería imposible que la enfermedad hiciera algún bien a los hombres. No había enfermedad en el mundo perfecto que Dios creó en el principio. Pero Dios en su sabiduría la ha permitido desde la caída del hombre y es tanto una bendición como una maldición. Dios es capaz de usar nuestro dolor y sufrimiento temporales para lograr un bien más alto en nuestra mente, nuestra conciencia y nuestra alma, un bien eterno.

martes, 1 de enero de 2013

Un pequeño comentario de Gálatas 5:16


"Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne." Gálatas 5:16


Este es un texto muy conocido y citado continuamente. Pero al leerlo ligeramente, por ser "harto conocido", podemos pasar por alto algunas cositas que pueden bendecir nuestra vida y que son muy valiosas e importantes.
Podríamos hacernos algunas preguntas que nos lleven a profundizar nuestra lectura. Por ejemplo: puesto que no podemos santificarnos a nosotros mismos, decimos que la santificación es una obra de la gracia de Dios a favor nuestro. Dios nos declara santos, pero también nos va purificando continuamente mediante su Espíritu y sus medios de gracia, como por ejemplo su Palabra. Nuestra santificación es tanto posicional como  progresiva. Entonces, si es una obra de Dios ¿qué papel jugamos nosotros? ¿Por qué este texto nos ordena a andar en el Espíritu? ¿Es que acaso Dios espera algo de nuestra parte? El texto es claro, y en esta breve entrada no pretendo ser exhaustivo, sino compartirte algunas verdades generales de este pasaje bíblico.

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