jueves, 7 de junio de 2012

Cómo luchar contra la ansiedad

"Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias.Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús."  Filipenses 4:6, 7

"Por nada estéis afanosos..."
La ansiedad y preocupación son un mal en crecimiento.
En los últimos tiempos ha aumentado drásticamente la venta de ansiolíticos, pastillas para dormir, y cosas semejantes. Las personas se estresan más rápido y muchos hasta se enferman físicamente a causa de ello.
Nosotros, los cristianos, también corremos ese riesgo y no estamos exentos a esta problemática si no conocemos los recursos que Dios nos ha dado para luchar eficazmente contra la ansiedad. Peor aún si dejamos que las preocupaciones enfermen nuestra vida espiritual y lleguemos hasta dudar del cuidado y amor de Dios.

Este es un mandamiento que parece difícil para las personas de este tiempo. Más aún si tenemos en cuenta que en el griego, la primer parte del versículo es un mandamiento que dice literalmente: "¡deja de estar ansioso!
Vivimos en una sociedad donde todo debe ser más rápido.
Echemos un vistazo a lo que nos sucede todos los días: si nuestra computadora tarda 9 segundos en cargar una página web, ya es lenta. ¡Hablamos de 9 segundos!...
Lo que antes tardábamos 15 minutos en cocinar hoy lo hacemos en 2 minutos con un buen microondas. Los autos son más rápidos; el internet debe ser más rápido... Sin embargo, hay ocasiones donde Dios usa un reloj diferente al nuestro, y nos hace esperar. Hay situaciones en las cuales no tenemos el control absoluto de todo lo que sucede.
Muchas veces el temor y la ansiedad parecen ser la única opción, sin embargo al hacerlo perdemos nuestra paz, incluso hasta podemos reaccionar con ira debido a la presión que sentimos en tales circunstancias.

La palabra “afanoso” aquí, lo ilustra con su significado  literal en griego: “estar dividido, ser tironeado en direcciones opuestas, ahogarse”.  Es la misma palabra que Jesús usa con Marta: “afanada y turbada estás con muchas cosas” (Lc. 10:41), y cuando se dice a los discípulos que no se  preocupen de cómo o qué habrán de responder a los cargos que les hagan los magistrados (Lc. 12:11). Jesús utilizó las mismas palabras para hablar de las necesidades diarias en Mateo 6:25-34

"Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido?   Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas? ¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo?... Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal. "
Otro claro ejemplo que hallamos en las Escrituras se encuentra en la parábola del sembrador, la cual  también habla  de las personas que escuchan la Palabra del reino, pero no dan fruto a causa de los afanes (Lc 8:14).

El peligro de todo esto es que en cada uno de los casos anteriores “estar afanado” es una distracción de lo que es realmente importante.
Cuando la preocupación es enfermiza no deja lugar a la fe y enferma nuestra vida espiritual. Por ello la Biblia   nos advierte continuamente acerca de este tema

 “Echad sobre él toda vuestra ansiedad, porque él tiene cuidado de vosotros” 1 Pedro 5:7


Y en este texto de Filipenses que estamos considerando, al igual que los demás, no nos deja sin herramientas para enfrentar tal cuestión. Tampoco pretende que dependamos de nuestras propias fuerzas que son variables. Todo lo contrario, nos llama a confiar en el inmutable carácter de Dios y su fidelidad .
Leámoslo nuevamente:

"Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego..."

El apóstol nos llama a convertir nuestras preocupaciones en oraciones
En la versión Reina Valera dice: “con toda oración” pero una traducción más correcta sería “Ora en todo”, como bien traduce la Nueva Versión Internacional: 
“No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias.”
El apóstol nos llama también a convertir los obstáculos en oportunidades
¡Qué gran aliento es saber que Jesucristo nunca nos prometió que la vida cristiana en esta tierra sería un ensueño, pero tampoco nos dejó sin nada a qué aferrarnos sino que nos alienta a depositar nuestra confianza en Él!
“Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción (Los problemas vendrán); pero confiad, yo he vencido al mundo” 

Y aquí Pablo escribe: "Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego... y añade: ... con acción de gracias..."

En este pasaje también se nos manda a tener gratitud a pesar de las circunstancias. Esto implica sumisión a la voluntad de Dios y una fuerte confianza en su control y providencia. 
Nos puede iluminar saber que cuando Pablo escribe esta epístola está prisionero en Roma. Sin embargo el concepto de gozo, aparece unas dieciséis veces, y Filipenses da un mensaje positivo, que termina exhortando “Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos!” (4.4)
No está escribiendo alguien a quien todo le ha salido bien y a pedir de boca...Tampoco es alguien que escribe en la comodidad de un lujoso y cómodo sillón. Escribe alguien que está en una cárcel húmeda. Encerrado, no por algún delito, sino  por el simple hecho de anunciar la verdad de Dios. Escribe alguien que aprendió a ver la mano de Dios detrás de cada situación, incluso la más adversa. Es esa persona la que nos dice: "Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias..."

Y este es el resultado. "...Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús."

Cuando decidimos orar en vez de ahogarnos en nuestra preocupación.
Cuando decidimos tener un corazón agradecido en toda circunstancia.

La palabra “guardará” que Pablo usa aquí,  es un término militar. Como bien lo explica un comentarista: Los corazones y los pensamientos están en una zona de batalla y que necesitan ser protegidos por una guardia militar. El propósito de una guardia militar es evitar una invasión. La paz de Dios opera así, protege la mente de las influencias corruptoras externas y la mantiene enfocada en la verdad de Dios. La paz de Dios es como un centinela montando guardia. La custodia protectora de Dios sobre aquellos que pertenecen a Cristo.


El cristiano puede hallar la paz, aún en un mundo tan acelerado. Aún cuando no haya ausencia de problemas. La paz de Dios está disponible para aquel que  deja todo el peso que está en su alma en las protectoras manos de Dios.

“Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en Ti persevera, porque en Ti ha confiado”  Isaías 26:3






1 comentario:

  1. hermosa reflexión, sean muy bendecidos,
    mi blog www.creeenjesusyserassalvo.blogspot.com

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